Estos suelen ser de varios tipos.
Está el pro que se las sabe todas, de todo opina, de todo sabe y de todo cree tener la razón, es el que yo llamo el Ramoncín del ciclismo, además, cuando no estás de acuerdo con él se enfada y no respira, no tiene buenos argumentos con los que rebatirte, pues no tiene más argumentos que su prepotencia y el llevarte la contraria.
Luego está el pro fracasado, que en su día fue profesional de verdad, pero que en relidad es como el pro-Ramoncín pero encima resentido. Este es el peor pues para colmo de males este resentimiento le hace tener aún menos argumentos.
Por último está el buen pro. Que haya sido profesional de verdad o no, te habla con respeto, dándote buenos consejos y escuchándote cuando le preguntas dudas, o incluso dándote consejos sin habérselos pedido, consejos que humildemente aceptas y escuchas con agrado.
Luego también hay cicloturistas al uso, gente de verdad, que lo que quiere es disfrutar de un buen domingo de ciclismo en compañía de otros cicloturistas con los que echarse unas risas, disfrutar de unos piques y por supuesto de la cervecita reponedora de después.
Cada uno que se clasifique dentro del grupo que prefiera, yo soy de los que escucha a los que dan buenos consejos y disfruta de sus bicicletas.
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